Hace ya tiempo que quería contaros esta aventura, porque realmente puede considerarse una aventura. Recibimos una llamada de un importante cliente mexicano. Había estado de visita en Madrid, visitando varias tiendas, y finalmente estuvo en la sección de caballeros de El Corte Inglés. Terminó su viaje de negocios en Madrid, y nos escribió.
No os podéis imaginar el pedido que nos hizo. Única y exclusivamente quería trajes, camisas y looks enteros de estos grandes almacenes. Nos facilitó todas sus tallas y nos dijo que esperaba el pedido en su casa. Dicho y hecho. Nos fuimos directamente con nuestra lista de la compra a conseguir todas y cada una de las prendas que nuestro cliente quería. Muchas, dos maletas enteras.
La aventura comenzó en el aeropuerto de Barajas. No quisimos enviar nada sin estar nosotros delante, la seguridad en México en aduanas, y más tres maletas, no era algo de lo que pudiéramos fiarnos. Nadie nos aseguraba que el pedido llegara, ninguna empresa de transporte quiso hacerse cargo, ni contratando un seguro especial. Así que compramos un billete de avión y embarcamos rumbo al D.F.
Os contaba que la aventura empezó en Barajas. Las camisas que llevábamos tenían todas esos clips especiales para guardar la forma. Pitaron tanto en seguridad, que casi formamos un escándalo. Con mucha discreción, explicamos lo que era, se rieron con nosotros en el control, y estuvimos quitando clips durante un buen rato. Sin elementos metálicos ya, volamos rumbo a México.
Visto y no visto. Aterrizamos, fuimos con nuestro chófer a la vivienda particular de nuestro cliente, mostramos todo nuestro pedido, quedó realmente sorprendido de una visita tan fugaz como esta, y volvimos a Madrid. En menos de 2 horas en D.F. teníamos a un amigo fiel ya de nuestra empresa.
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