Queridos amigos de La Agencia Secreta, dicen que hay cosas que un hombre nunca prestaría como son su coche, su pluma o su mujer y si nos hiciesen la misma pregunta a las mujeres, seguramente una de esas cosas sería nuestro bolso favorito.
Y es que el “Bolso” es una extensión más de nosotras, es una articulación más de nuestro brazo y como tal, debería tener su puesto de honor en las clases de anatomía femenina.
¿No os pasa que el día que salís a la calle sin bolso (si es que existe alguno en nuestra vida a partir de los 16…), es como si os faltase algo y os sentís indefensas sin vuestro compañero del alma, ese contenedor de pedacitos de nuestra vida diaria?
Será por eso que ver el contenido del bolso de una mujer da casi pudor porque nos desvela el alma de su dueña…
Por eso no me gusta hablar de los “must have” o de los “it bag”, ¿cómo podemos llamar “obligación” o “cosa ” a algo que dice tanto de nosotras, a algo que hemos elegido cuidadosamente y que es el objeto que más tiempo pasa a nuestro lado cada día?
Muchos de los casos que llegan a La Agencia Secreta tienen que ver con tan digno acompañante y desde luego si voy a hablar de bolsos, para mí se escriben con “H” y es más, con mayúscula.
Se escriben con la H de Hermès, porque es la “maison” del lujo por excelencia, sus bolsos son piezas de arte, fabricados a mano por cada uno de sus artesanos, pieles cortadas a mano, doble costura que ajusta la puntada a cada tipo de grano y a la densidad del cuero. El interior del mismo color que el exterior y siempre igual de mimado.
Con la H de su Historia, puesto que cada uno de sus modelos se han convertido en piezas legendarias, clásicos pero modernos y atemporales.
Bolsos que ya nacieron con personalidad y sus nombres así lo atestiguan.
El Kelly, originalmente creado en 1930 como “sac a main pour dame”, que tomó el apelativo de Kelly cuando la famosa Grace lo lució en un reportaje de la revista Life de 1950 para tapar su incipiente embarazo. La publicidad que le hizo al modelo fue tal que las mujeres llamaban a Hermès para pedir el bolso Kelly.
El Birkin, que tomó el nombre de la musa inglesa Jane Birkin y se convirtió en sustituto de su eterno capazo de paja. Creado a partir de una conversación privada en avión entre la modelo/cantante y Jean Louis Dumas ( presidente de Hermès ) en base a su necesidad de un bolso cómodo, fácil de abrir y que pudiera contener todas sus cosas y las de su bebé.
O el Constance, creado en 1968 y bautizado en honor a la quinta hija de su diseñadora Catherine Chaillet y reeditado recientemente como uno de los bolsos favoritos de las clientas más jóvenes.
Todos bolsos con nombre propio, que aguantan el paso del tiempo con entereza, gracias a su incuestionable calidad y a las reediciones pensadas para adaptarse a los nuevos tiempos y necesidades de las mujeres de hoy.
Reediciones en nuevos materiales, con nuevos cortes, adornos y acabados que los convierten en novedad y en objetos de deseo con interminables listas de espera.
Por ejemplo, el Birkin Shoulder, rediseñado por Jean Paul Gaultier en su paso por la casa, con las asas más largas para colgarlo del hombro.
O el Kelly 35 So Black, en negro integral, incluso en sus piezas metálicas, que se ha relanzado este invierno con una producción limitadísima.
Con la H de Herencia , la transmitida por el buen saber de la compañía a lo largo de los años y la herencia personal porque si hay algo realmente valioso que uno puede heredar es un bolso de Hermès.
Un bien que no requiere pagos a Hacienda ni plusvalías, tan sólo recibir de un ser querido una parte de su vida, de sus recuerdos y poder pasearlos de tu mano hasta tu próxima generación.
Cuantas nietas se pasean felices con los Hermès heredados de sus abuelas, que han sido restaurados cuidadosamente por los artesanos que los fabricaron para volver a lucir impecables junto a unos vaqueros y camiseta.
Y con H de Hermosos: Ya sea en piel de avestruz, de cocodrilo, de culebra o piel lisa; en cualquiera de sus innumerables colores desde el sobrio negro pasando por todas las gamas de la pantonera y los diferentes acabados, un bolso Hermès es una obra de arte se mire por donde se mire, ya sea desde el exterior o desde el interior.
Se me nota, lo siento, adoro los bolsos de Hermès. Por La Agencia Secreta he visto pasar ya unos cuantos y desde que recibimos la petición hasta que lo entregamos al cliente, vivo toda una experiencia de amor con la marca y con el bolso.
Desde el amable y exquisito trato en cada una de sus tiendas hasta el precioso envase en que los recibimos y la emoción que despierta en el cliente, todo ello lo convierte en una “Hexperiencia” fascinante.
Sinceramente hay cosas por las que vale la pena esperar y cosas que no se deben prestar….
Se despide hasta la próxima semana, La Agencia Secreta.