El bueno, el malo, el amante y el casado
Si eres buena persona no te comes una rosca, pero igual te casas. Esa es la conclusión a la que he llegado en los últimos días. Más de una amiga lo ha dejado con un tipo “porque era demasiado buenazo”. En cambio, los que tienen “un punto malote”, gustan. Y mucho. Pero no para casarse, que conste. Aunque la cosa puede llegar a ponerse mucho más compleja aún en
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Las bodas son un máster en ciencias políticas
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