A SAN VALENTIN
Yo no sé quién eres, ni donde te encuentras.
No sé dónde te hallas, pero sé que estás.
Ya desde la infancia te busco afanosa
con ansia ardorosa de poderte hallar.
Pregunté a las gentes de lejanas tierras,
Le hablé a las montañas, le supliqué al mar.
Sólo hallé ignorancia, muda y silenciosa
y un ansia ardorosa de poderte hallar.
Yo no sé quién eres ni donde te encuentras,
pero sé que te hallas en algún lugar.
Cuando tal cosa escribí era muy joven, demasiado joven. Luego, llegó él; más tarde, los otros y después los fui perdiendo a todos en el camino. Hoy, sin embargo, hay algo que pervive en mí: la ilusión. El amor es más la ilusión de encontrarlo que el disfrute de su presencia. Amar es soñar lo que se desea, vivir la utopía, sentir su presencia y llorar su ausencia.
Forneas
Bonito poema y bonita reflexión final. Espero que la ilusión de la espera compense el hallazgo, un abrazo Celia.
Lo bueno de todo lo “bueno” en esta vida es siempre el preludio.
Lo tengo muy comprobado. La vista, el olfato y el oído antes que el paladar. Besos
Precioso texto, y estupendo final.
Me ha encantado la conclusión.
Un abrazo inmenso.
Agustín, tu siempre aciertas con la palabra adecuada. Gracias
A xavi de bisuteriaxate.com, muchas gracias y suerte