Una vida dedicada al pueblo jíbaro
Para entender el post de hoy tenemos que volver a 1975 cuando comienza la apasionada historia que uniría a mi padre con el pueblo Aguaruna-Huambisa (Awajún-Wampis) para siempre. Un misionero jesuita pedía un crédito en el banco donde mi padre trabajaba. Necesitaban el dinero para luchar contra el narcotráfico, que por aquella época quería invadir la lejana selva Xivar de la Amazonía peruana para cultivar cocaína. Decidió entonces mi padre
Comentarios
viajaconcarla on:
Melilla, la joya olvidada del Mediterráneo.
María Elorriaga Blazquez on:
Gazpacho, fresas y remolacha
Syrka on:
Melilla, la joya olvidada del Mediterráneo.